El cáncer es la segunda enfermedad que más muertes produce mundialmente, teniendo mucho que ver con hábitos de vida poco saludable y apartarse de una alimentación sana.
En relación con esta última, la naturaleza es generosa en proporcionarnos alimentos que contienen sustancias favorecedoras de la salud y con poder para prevenirnos del cáncer , pudiendo reducir el riesgo de contraerlo si somos capaces de llevar una dieta rica en este tipo de alimentos, los llamados alimentos funcionales, cuya declaración de propiedades saludables viene regulada en un reglamento europeo.
1. Nabos y coles
Estos alimentos, de la familia de las crucíferas (que incluye col de Bruselas, lombarda, coliflor, brócoli, repollo, nabo, romanesco…), destacan por sus isotiocianatos (mayoritariamente brócoli), sustancias que liberan una proteína del gen encargado de evitar que se inicie el desarrollo de tumores; ello sucede cuando ese gen se altera y da pie a que las células anormales proliferen para generar cánceres de diversa localización. El brócoli contiene también otras sustancias que actúan contra esta enfermedad como el sulforafano y los indoles, que inhiben el crecimiento de los tumores destruyendo las células alteradas.
2. Setas orientales
Quizá desconozcas las propiedades medicinales de algunas especies, entre las que sobresale por su riqueza en sustancias antioxidantes la reishi. Puedes comprarla en farmacias y herbolarios en forma pulverizada, para consumirla como infusión como escudo contra el cáncer; ello no debe sonarte sensacionalista, porque en Japón está oficialmente reconocida como tratamiento anticancerígeno. En esencia, su labor es, gracias al glucan y la cantaxantina, reforzar el sistema inmune para que las células T sean capaces de luchar contra las células cancerígenas.
3. Lactobacillus acidophilus
Esta bacteria es un probiótico y se encuentra normalmente en el intestino. ¿Cómo influye en el desarrollo d el cáncer? Parece ser que produciendo sustancias que neutralizan algunos factores estimulantes de la formación de tumores, como nitrosaminas o sales biliares secundarias, a las que se asocia con cáncer de colon. En el mercado tienes suplementos de este lactobacilo en forma de pastillas, polvos o perlitas, pero no olvides sus fuentes alimenticias como leche y alimentos fermentados, entre los que sobresale el yogur. Además, la industria alimentaria elabora un buen surtido de alimentos enriquecidos con Lactobacillus acidophilus con los que puedes mejorar tu salud.
4. Remolacha roja
Es una hortaliza que da mucho juego en la cocina por sus posibilidades culinarias y que además tiene reconocidos múltiples beneficios para la salud, destacando su poder anticancerígeno gracias a una alta concentración de flavonoides como la betanina, pigmento que le da su color, y el betacaroteno; ambos combaten los radicales libres del organismo previniendo la aparición de tumores.Los expertos aconsejan consumirla junto con otros alimentos anticancerígenos como ajo, cebolla o tomate par a potenciar este efecto. Te la recomendamos en ensaladas crudas, evitando mezclarla con alimentos ricos en carbohidratos para no ingerir excesivas calorías. Y no olvides las bondades de su jugo concentrado que aun hervido mantiene intactas sus propiedades anticancerígenas.
5. Uva negra
Esta fruta, que posiblemente no suelas ver incluida en planteamientos de alimentación saludable, es sin embargo abundante en sustancias muy beneficiosas para la salud como resveratrol, antocianos, flavonoides y taninos, a los que debe su color, aroma y textura, pero también sus propiedades contra el cáncer. Entre todas destacamos el resveratrol, potentísimo antioxidante que nos protege de los radicales libres tan decisivos en el desarrollo de células cancerosas si seguimos un consumo rutinario de uva negra. Por su parte, el extracto de semillas es especialmente efectivo contra los cánceres de próstata, mama y colon.
6. Zanahoria
Su principal componente es el betacaroteno, del que ya hemos hablado a propósito de la remolacha y gran protagonista en la composición de la zanahoria, lo que hace interesante incluir su jugo en una dieta preventiva del cáncer, especialmente de mama y piel pero también de páncreas y próstata. Parece ser que el betacaroteno interfiere en el desarrollo tumoral en sus inicios y en etapas avanzadas, produciendo un efecto acumulativo. Y un detalle interesante al margen del jugo: las zanahorias, si se cuecen enteras en vez de troceadas, contienen un 25 % más de falcarinol, otro compuesto natural que refuerza los mecanismos de lucha contra el cáncer.
7. Ácidos grasos DHA y EPA
Su consumo regular (quizá te resulte más familiar el nombre de omega-3) parece reducir el riesgo de cáncer de mama, próstata, pulmón y carcinoma de hígado. Pero ¿a qué dosis? Para ingerir la cantidad necesaria a través de los alimentos hace falta consumir pescado graso (salmón, sardina…) al menos dos veces semanales y tener el hábito casi diario de “picar” frutos secos, preferentemente nueces. El aceite de pescado es también una excelente fuente de DHA y EPA. Pero no siempre el pescado lleva la misma concentración de estos ácidos, pues depende de su localización, la estación del año y el tipo de alimento al que haya podido tener acceso.
En consecuencia, te recomendamos que adoptes el hábito de incluir estos alimentos funcionales en tu dieta diaria, pues has visto cómo la naturaleza puede alejarte un poquito del cáncer si prestas atención a su rica oferta alimenticia.
Imágenes: A. and I. Kruk, julie deshaies, manulito, al1962, Taiftin, LazarevaEl, Curioso, g215
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